La incontinencia no es un tema complicado
“Es fundamental buscar apoyo para tomar las riendas de su vida y no enclaustrarse como un castigo por tener incontinencia urinaria”
El especialista, que preside la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, Doctor Juan Carlos Molina, explica que “si bien es más frecuente en las mujeres, a los hombre les afecta mucho más porque él es “Superman”, no se enferma, ni tiene que ir al doctor, pero lamentablemente sí le pasan cosas y muchas veces las oculta y quien se da cuenta es la esposa cuando encuentra su ropa interior con orina u olor a orina”, comenta el doctor Molina.
La incontinencia urinaria (IU) no puede ser considerada como un destino final ni como parte normal del envejecimiento. Quizás no exista una cura definitiva, pero si una mejoría, ya que en la actualidad existen diversos tratamientos, intervenciones y productos sanitarios que permiten mantener y asegurar una buena calidad de vida. Lo principal es no tomarlo como un castigo, dejar los prejuicios y pudores de lado y consultar precozmente ya que no es una patología en sí misma, sino el reflejo de que algo no está funcionando como corresponde.
Se define como la pérdida involuntaria de orina suficiente para constituirse en un tema social y médico. En las personas mayores de 65 años se presenta entre un 10 y un 34 por ciento, cifra que puede aumentar hasta un 60% en instituciones geriátricas y hospitales.
“La IU no tratada es una de las principales causas de institucionalización (residencias adulto mayor). No sólo trae consecuencias sociales, sino económicas, pues se tiene que recurrir a una serie de elementos de apoyo que influyen en el presupuesto. También genera alteraciones dermatológicas, ya que puede macerar la piel, infectar y producir dermatitis por amoniaco”, explica el doctor Juan Carlos Molina, geriatra del Hospital Clínico de la Universidad de Chile y presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile.
“Los adultos mayores lo ven como una guillotina, un antes o un después que los marca, llegando a pensar que entraron en una etapa de decrepitud o de declive funcional que los hace estar en otra condición y esperar la muerte. Es por esto que es fundamental buscar apoyo para tomar las riendas de su vida y no enclaustrarse como un castigo por tener esta condición”, comenta el especialista.
“Si bien es más frecuente en las mujeres, a los hombre les afecta mucho más porque él es “Superman”, no se enferma, ni tiene que ir al doctor, pero lamentablemente sí le pasan cosas y muchas veces las oculta y quien se da cuenta es la esposa cuando encuentra su ropa interior con orina u olor a orina”, agrega el doctor Molina.
Es por esto que el especialista recalca la importancia de realizar un estudio del origen y el grado de la incontinencia, para así definir y conversar el tratamiento adecuado según el historial médico y conveniencia del paciente. “Algunas personas recurren a los llamados fármacos anticolinérgicos, los que no sólo actúan en la vejiga, sino también en otras glándulas, secando la boca, lágrimas y la conexión entre las neuronas. Es decir, vamos a tener una mayor retención urinaria, pero como consecuencia se puede sufrir una confusión”, agrega el doctor Molina.
Causas y tratamientos
La IU aparece como consecuencia o inicio de algunas enfermedades, por la utilización de ciertos medicamentos o por infecciones del tracto urinario. Es por esto que se debe estar atento a otros síntomas, como la incapacidad para orinar; dolores asociados al llenado de la vejiga o al momento de la evacuación; debilidad progresiva del chorro urinario; y mayor necesidad de ir al baño o no alcanzar a llegar a tiempo, entre otros.
Las incontinencias también se clasifican según el trastorno: de urgencia (se refiere a la incapacidad de contener la orina el tiempo suficiente para llegar al baño, es frecuente en personas con diabetes, derrames cerebrales, demencia, Parkinson o esclerosis múltiple); de esfuerzo (es el tipo más común y se asocia con el derrame de orina al hacer ejercicio, toser, estornudar, reír, levantar objetos pesados o realizar movimientos que hagan presión en la vejiga); funcional (el paciente tiene un sistema urinario normal pero no puede utilizarlo debidamente por algunos trastornos como el Parkinson, Alzheimer u otras formas de demencia); e incontinencia por sobrecarga (se derrama orina cuando la cantidad producida excede la capacidad de almacenamiento de la vejiga).
Como cada caso es único y particular, se deben realizar diversos exámenes, los que van desde la evaluación clínica, el análisis de las musculaturas de la vejiga y uretra mediante un estudio urodinámico y en otras oportunidades un urólogo lleva a cabo una cistoscopia, un procedimiento que permite ver a través de una minúscula cámara el interior de la uretra y de la vejiga. También se puede sugerir la elaboración de una cartilla miccional, es decir un registro de frecuencia y volumen urinario.
Según los resultados se evaluará el tratamiento correspondiente. Pueden ser sencillos cambios conductuales, como por ejemplo modificar el horario en la ingesta de ciertos medicamentos o evitar tomar elementos que produzcan un mayor tránsito urinario, como por ejemplo el café, que sensibiliza mucho más la vejiga generando una irritación que aumenta la necesidad de orinar. En otros casos se puede recurrir a la electroestimulación de la musculatura perineal, medicamentos o cirugías.
“Quienes no encuentren una solución farmacológica pueden recurrir a una serie de productos sanitarios que han salido al mercado nacional, que buscan dar confort resguardando los factores estéticos, de sanidad y de acceso. Los pañales y protectores dan mayor autonomía. Como si fuera un avión que no tiene que estar parando en todos los aeropuertos para echar bencina”, explica el geriatra.
En la actualidad, el mercado nacional ofrece una amplia gama de productos creados y diseñados para cubrir especialmente todas las necesidades según el grado de incontinencia. Podemos encontrar desde toallas, apósitos, protectores y sabanillas para grados leves, hasta ropa interior desechable y pañales para grados mayores. Son artículos elaborados con cubiertas suaves que protegen la piel manteniéndola seca, gel absorbente que gelatiniza los fluidos, cintas adhesivas replegables, neutralizador de olores, barreras antidesbordes e incluso indicadores de humedad.
Apoyarse en un buen equipo médico, seguir los tratamientos y consejos prácticos definitivamente mejorarán su calidad de vida y le permitirán mantener la autonomía para seguir disfrutando de actividades culturales y recreativas y así superar todos los tabúes que se esconden por tener esta condición.
Puede visitar el sitio web del doctor Carlos Molina en el siguiente enlace www.envejecimientoactivo.cl
El especialista, que preside la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile, Doctor Juan Carlos Molina, explica que “si bien es más frecuente en las mujeres, a los hombre les afecta mucho más porque él es “Superman”, no se enferma, ni tiene que ir al doctor, pero lamentablemente sí le pasan cosas y muchas veces las oculta y quien se da cuenta es la esposa cuando encuentra su ropa interior con orina u olor a orina”, comenta el doctor Molina.
La incontinencia urinaria (IU) no puede ser considerada como un destino final ni como parte normal del envejecimiento. Quizás no exista una cura definitiva, pero si una mejoría, ya que en la actualidad existen diversos tratamientos, intervenciones y productos sanitarios que permiten mantener y asegurar una buena calidad de vida. Lo principal es no tomarlo como un castigo, dejar los prejuicios y pudores de lado y consultar precozmente ya que no es una patología en sí misma, sino el reflejo de que algo no está funcionando como corresponde.
Se define como la pérdida involuntaria de orina suficiente para constituirse en un tema social y médico. En las personas mayores de 65 años se presenta entre un 10 y un 34 por ciento, cifra que puede aumentar hasta un 60% en instituciones geriátricas y hospitales.
“La IU no tratada es una de las principales causas de institucionalización (residencias adulto mayor). No sólo trae consecuencias sociales, sino económicas, pues se tiene que recurrir a una serie de elementos de apoyo que influyen en el presupuesto. También genera alteraciones dermatológicas, ya que puede macerar la piel, infectar y producir dermatitis por amoniaco”, explica el doctor Juan Carlos Molina, geriatra del Hospital Clínico de la Universidad de Chile y presidente de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile.
“Los adultos mayores lo ven como una guillotina, un antes o un después que los marca, llegando a pensar que entraron en una etapa de decrepitud o de declive funcional que los hace estar en otra condición y esperar la muerte. Es por esto que es fundamental buscar apoyo para tomar las riendas de su vida y no enclaustrarse como un castigo por tener esta condición”, comenta el especialista.
“Si bien es más frecuente en las mujeres, a los hombre les afecta mucho más porque él es “Superman”, no se enferma, ni tiene que ir al doctor, pero lamentablemente sí le pasan cosas y muchas veces las oculta y quien se da cuenta es la esposa cuando encuentra su ropa interior con orina u olor a orina”, agrega el doctor Molina.
Es por esto que el especialista recalca la importancia de realizar un estudio del origen y el grado de la incontinencia, para así definir y conversar el tratamiento adecuado según el historial médico y conveniencia del paciente. “Algunas personas recurren a los llamados fármacos anticolinérgicos, los que no sólo actúan en la vejiga, sino también en otras glándulas, secando la boca, lágrimas y la conexión entre las neuronas. Es decir, vamos a tener una mayor retención urinaria, pero como consecuencia se puede sufrir una confusión”, agrega el doctor Molina.
Causas y tratamientos
La IU aparece como consecuencia o inicio de algunas enfermedades, por la utilización de ciertos medicamentos o por infecciones del tracto urinario. Es por esto que se debe estar atento a otros síntomas, como la incapacidad para orinar; dolores asociados al llenado de la vejiga o al momento de la evacuación; debilidad progresiva del chorro urinario; y mayor necesidad de ir al baño o no alcanzar a llegar a tiempo, entre otros.
Las incontinencias también se clasifican según el trastorno: de urgencia (se refiere a la incapacidad de contener la orina el tiempo suficiente para llegar al baño, es frecuente en personas con diabetes, derrames cerebrales, demencia, Parkinson o esclerosis múltiple); de esfuerzo (es el tipo más común y se asocia con el derrame de orina al hacer ejercicio, toser, estornudar, reír, levantar objetos pesados o realizar movimientos que hagan presión en la vejiga); funcional (el paciente tiene un sistema urinario normal pero no puede utilizarlo debidamente por algunos trastornos como el Parkinson, Alzheimer u otras formas de demencia); e incontinencia por sobrecarga (se derrama orina cuando la cantidad producida excede la capacidad de almacenamiento de la vejiga).
Como cada caso es único y particular, se deben realizar diversos exámenes, los que van desde la evaluación clínica, el análisis de las musculaturas de la vejiga y uretra mediante un estudio urodinámico y en otras oportunidades un urólogo lleva a cabo una cistoscopia, un procedimiento que permite ver a través de una minúscula cámara el interior de la uretra y de la vejiga. También se puede sugerir la elaboración de una cartilla miccional, es decir un registro de frecuencia y volumen urinario.
Según los resultados se evaluará el tratamiento correspondiente. Pueden ser sencillos cambios conductuales, como por ejemplo modificar el horario en la ingesta de ciertos medicamentos o evitar tomar elementos que produzcan un mayor tránsito urinario, como por ejemplo el café, que sensibiliza mucho más la vejiga generando una irritación que aumenta la necesidad de orinar. En otros casos se puede recurrir a la electroestimulación de la musculatura perineal, medicamentos o cirugías.
“Quienes no encuentren una solución farmacológica pueden recurrir a una serie de productos sanitarios que han salido al mercado nacional, que buscan dar confort resguardando los factores estéticos, de sanidad y de acceso. Los pañales y protectores dan mayor autonomía. Como si fuera un avión que no tiene que estar parando en todos los aeropuertos para echar bencina”, explica el geriatra.
En la actualidad, el mercado nacional ofrece una amplia gama de productos creados y diseñados para cubrir especialmente todas las necesidades según el grado de incontinencia. Podemos encontrar desde toallas, apósitos, protectores y sabanillas para grados leves, hasta ropa interior desechable y pañales para grados mayores. Son artículos elaborados con cubiertas suaves que protegen la piel manteniéndola seca, gel absorbente que gelatiniza los fluidos, cintas adhesivas replegables, neutralizador de olores, barreras antidesbordes e incluso indicadores de humedad.
Apoyarse en un buen equipo médico, seguir los tratamientos y consejos prácticos definitivamente mejorarán su calidad de vida y le permitirán mantener la autonomía para seguir disfrutando de actividades culturales y recreativas y así superar todos los tabúes que se esconden por tener esta condición.
Puede visitar el sitio web del doctor Carlos Molina en el siguiente enlace www.envejecimientoactivo.cl